jueves, 29 de abril de 2010

La suerte del Matrimonio


El tema de esta ocasión es uno que al final no consideraré relevante, ¿pero pues porque no contarlo, no?

Michelle Obama, primera dama del país más poderoso del mundo, esposa del primer presidente estadounidense negro, luchadora por los derechos de las mujeres y niños, impecable doña y madre de dos hijas.

Esta mujer vino los días 13, 14 y 15 de abril para realizar su primera visita oficial a México, que dicen que para afianzar lazos diplomáticos y esas cosas; la verdad es que la señora, además de que no creo que sea importante, sólo vino a hacer faramalla.

En primera, dio su discurso en la Universidad Iberoamericana. Digo, no opino que haya estado mal, y que en realidad eso sólo es parte de la forma, no del fondo; algunos universitarios se sintieron levente ofendidos por esta acción.

¿Pero porqué compañeros?, ¿ustedes realmente creen que la mujer de un presidente, que se ganó un puesto sólo por ser su esposa, tiene siquiera validez política o social, o alguna clase de representatividad otorgada por el pueblo, es importante sólo por apellidarse Obama…en pleno siglo XXI?

La señora, que es respetable, claro, no nos habló de cosas nuevas en su visita: que la educación es lo más importante y que así cambian los países, o sea, cosas que ya nos han dicho otras personas y además mexicanos que no se toman en cuenta, pero como lo dice ella, pues ya es relevante.

Creo que los mexicanos deberíamos tomar más en cuenta a nuestros políticos, analistas y especialistas y no a una primera dama que no es más que eso.

En pocas palabras, los mexicanos malinchistas creemos que es más importante un extranjero que un connacional y que, porque es la compañera de “nuestra esperanza” norteamericana, ya es importante, creo que seguimos confundiendo los conceptos y que darle representatividad a una mujer sólo por ser esposa de alguien, no sólo me parece retrogrado sino una falta a nuestra memoria histórica… ¿recuerdan a Martita?

Ojalá no tenga que venir Michelle para decirnos cómo terminar con el narco y además revoque la ley de Arizona, o sea no tiene ese poder y nadie votó por ella, sino por su marido; si poseyera otro apellido no fuese tan importante, a menos que fuera Clinton o Bush.